lunes, 29 de septiembre de 2014

12 Consejos de Gabriel García Márquez

Hemos recopilado 12 Consejos de Gabriel García Márquez sobre el arte de escribir. Si conocen algún otro consejo de Gabo pueden compartirlo en los comentarios.

1. Una cosa es una historia larga, y otra, una historia alargada.

2. Un escritor puede escribir lo que le de la gana siempre que sea capaz de hacerlo creer.

3. No creo en el mito romántico de que el escritor debe pasar hambre, debe estar jodido, para producir.

4. Es más fácil atrapar un conejo que un lector.

5. El final de un reportaje hay que escribirlo cuando vas por la mitad.

6. Hay que empezar con la voluntad de que aquello que escribimos va a ser lo mejor que se ha escrito nunca, porque luego siempre queda algo de esa voluntad.

7. Cuando uno se aburre escribiendo el lector se aburre leyendo.

8. No debemos obligar al lector a leer una frase de nuevo.

9. El autor recuerda más cómo termina un artículo que cómo empieza.

10. Se escribe mejor habiendo comido bien y con una máquina eléctrica.

11. El deber revolucionario de un escritor es escribir bien.

12. Durante mucho tiempo me aterró la página en blanco. La veía y vomitaba. Pero un día leí lo mejor que se escribió sobre ese síndrome. Su autor fue Hemingway. Dice que hay que empezar, y escribir, y escribir, hasta que de pronto uno siente que las cosas salen solas, como si alguien te las dictara al oído, o como si el que las escribe fuera otro. Tiene razón: es un momento sublime.


martes, 23 de septiembre de 2014

Hijos __no hijos adoptivos

Me piden que hable de mi condición de hijo adoptivo. Es la primera vez que escribo sobre ello.Releo la primera frase y siento que hay algo extraño en esa denominación. Como si la etiqueta de “adoptivo” primara sobre la de hijo y el adjetivo modificara de forma radical la relación padre-hijo. Yo siempre he llamado a mis padres “padres”, no padres adoptivos. Incluso escribirlo me resulta molesto y desagradable.Se me podrá decir que ellos no me han dado la vida pero la gestación es un acontecimiento que dura nueve meses y poco más.
Ser padre es mucho más que una función biológica; es permitir que un niño se convierta en un adulto, es humanizar mediante la educación, la comprensión y el cariño.
Pienso en mi vida y sólo les veo a ellos. Soy consciente que no cumplieron la etapa biológica inicial pero no tiene la menor importancia puesto que lo más autentico de mí, lo más intrínsecamente humano, se ha formado gracias a las personas que me dieron todo para que eso fuera posible.
Hacia mis progenitores, a los que llamarles padres sería un exceso, no siento ningún rencor ni odio. Sólo un sincero agradecimiento y ternura. No les conozco ni tengo intención de conocerles. No tiene sentido.
La “llamada de la sangre” es algo que no me parece razonable. Tengo la impresión que ese sentimiento responde a una busqueda de justificaciones para frustraciones que no se saben resolver. Es posible que cuando se tienen problemas con la familia adoptiva se eche mano de razonamientos del tipo de: “vosotros no sois mis padres”, “si hubiera estado con mis verdaderos padres ahora estaría mejor”. Decir esas cosas es lo más inmediato, lo más sencillo en un momento de enfado. Siempre se tiende a creer que lo ajeno es estupendo y no se piensa, ni por un instante, que hubiera podido ser peor.
Sin embargo, intentar averiguar la identidad de un padre biológico es, desde mi punto de vista, no entender lo importante de la relación padre-hijo. Es negar esa relación. Lo esencial no está en la continuidad genética, sino en el vínculo que se construye entre los padres y el hijo, independientemente de los genes de cada uno. Reducir toda la paternidad a la función procreadora es una pobre simplificación.
Mis padres me informaron pronto del hecho. Sin embargo, con ocho años yo no era muy consciente de la situación. Las dudas y las cuestiones que no se pueden responder llegaron más tarde.
La pregunta última, en mi caso, ha sido cual fue la razón por la que mis padres biológicos me dieron la vida. ¿Por amor? ¿ Una violación? ¿O un simple descuido en una noche loca?. No hay respuesta. Pero se puede vivir con ello y ser feliz. ¿Acaso no es más importante lo que uno tiene por delante y lo que puede llegar a ser gracias al esfuerzo personal y a la ayuda de quienes me lo han dado y me lo siguen dando todo ?
No hay padres adoptivos. Sólo hay padres. De la misma forma que no hay hijos adoptivos sólo hijos. Las etiquetas que se ponen detrás son, como el DNI, un mero trámite administrativo.