lunes, 1 de julio de 2013

El mejor padre



Un hombre, todavía no muy mayor, relataba a un amigo:

—Quise darle a mis hijos lo que yo nunca tuve. Entonces comencé a trabajar catorce 

horas diarias. No había para mí sábados ni domingos; consideraba que tomar 

vacaciones era locura o sacrilegio. Trabajaba día y noche. Mi único fin era el dinero, 

y no me paraba en nada para conseguirlo, porque quería darle a mis hijos lo que yo 

nunca tuve.

—Y... ¿lo lograste? —intervino el amigo.

—Claro que sí —contestó el hombre—: yo nunca tuve un padre agobiado, hosco,

 siempre de mal humor, preocupado, lleno de angustias y ansiedades, sin tiempo

para jugar conmigo y entenderme. Ese es el padre que yo les di a mis hijos. Ahora 

ellos tienen lo que yo nunca tuve.

Página: Cuentos educar en  valores


No hay comentarios:

Publicar un comentario