miércoles, 3 de abril de 2013

Todos pueden hacer algo

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La diferencia esencial entre un hombre común y un guerrero es que un guerrero toma todo como un desafío mientras que un hombre común toma todo como una bendición o una maldición.
Don Juan


     Roger Crawford tenía todo lo necesario para jugar al tenis, excepto dos manos y una pierna.
     Cuando los padres de Roger vieron por primera vez a su hijo, vieron a un bebé con una proyección parecida a un pulgar que le salía directamente del antebrazo derecho y un pulgar y un dedo pegados en el antebrazo izquierdo. No tenía palmas. Los brazos y piernas del bebé estaban acortados y tenía solamente tres dedos en el pie izquierdo encogido y una pierna izquierda atrofiada que más adelante sería amputada.
     El médico dijo que Roger sufría de ectrodactilismo, un defecto de nacimiento muy raro que afecta solamente a uno de cada noventa mil niños que nacen en los Estados Unidos. El médico dijo que Roger probablemente nunca caminaría ni podría cuidarse solo.
     “Mis padres siempre me enseñaron que sería todo lo discapacitado que quisiera ser –contaba Roger-. Nunca me permitieron sentir lástima por mí o sacar ventaja de la gente debido a mi incapacidad. Una vez, tuve problemas porque entregaba mis trabajos escolares siempre tarde –explicaba Roger, quien tenía que sostener el lápiz con las dos “manos” para escribir con lentitud-. Le pedí a papá que escribiera una nota a mis profesores, pidiéndoles una ampliación de dos días para hacer mis tareas. ¡Lo que hizo papá fue obligarme a empezar los trabajos dos días antes!
     El padre de Roger siempre lo alentó a participar en deportes, y le enseñó a atrapar y arrojar la pelota de vóley y a jugar al fútbol después del colegio. A los doce años, Roger ganó un lugar en el equipo de fútbol americano del colegio.
     Antes de cada partido, Roger visualizaba su sueño de marcar un tanto. Y un día tuvo su oportunidad. La pelota aterrizó en sus brazos y corrió lo más rápido que podía con su pierna artificial hasta la meta, escuchando el aliento caluroso de su entrenador y sus compañeros de equipo. Pero al acercarse a la meta, un chico del otro equipo lo interceptó agarrándole el tobillo izquierdo. Roger trató de liberar su pierna artificial pero terminó quitándosela.
     “Seguía de pie –recuerda-. No sabía qué hacer así que seguí saltando hacia la meta. El referí corrió y levantó los brazos. ¡Gol! Más que los seis puntos, lo increíble era ver la cara del otro chico con mi pierna artificial en la mano.”
     El amor de Roger por los deportes fue creciendo al igual que su confianza en sí mismo. Pero no todos los obstáculos cedieron ante su determinación. Comer en el comedor con los otros chicos mirándolo manipular mal la comida era muy doloroso para él, como su reiterado fracaso en la clase de mecanografía.
     Aprendí una muy buena lección de la clase de mecanografía –decía Roger-. No se puede hacer todo, es mejor concentrarse en lo que uno puede hacer.
     Una cosa que Roger sí podía hacer era mover una raqueta de tenis. Desgraciadamente, cuando la movía fuerte, en general volaba raqueta y todo. Por suerte, Roger dio con una raqueta de tenis de aspecto extraño en una tienda de deportes y accidentalmente, al levantarla, metió el dedo en el mango de dos barras. La abertura permitió que Roger diera golpes, hiciera los servicios y voleas como cualquier jugador hábil. Empezó a practicar todos los días y muy pronto jugaba, y perdía partidos.
     Pero Roger persistió. Practicó y practicó y jugó y jugó. Una operación le permitió tomar mejor su raqueta especial, mejorando considerablemente su juego. Si bien no tenía modelos que lo guiaran, para Roger el tenis se convirtió en una obsesión y con el tiempo empezó a ganar.
     Roger siguió jugando al tenis en la universidad, completando su carrera de tenista con veintidós triunfos y once derrotas. Más adelante, pasó a ser el primer jugador de tenis físicamente discapacitado con certificado de instructor profesional de la Asociación de Tenis Profesional de Estados Unidos. Actualmente, Roger hace giras por el país, dando charlas a grupos sobre lo que hace falta para ser ganador, sea quien fuere.
     “La única diferencia entre ustedes y yo es que ustedes pueden ver mi deficiencia pero yo no puedo ver la de ustedes. Todos las tenemos. Cuando me preguntan cómo pude superar mis deficiencias físicas, digo que no he superado nada. Simplemente aprendí qué no puedo hacer, como tocar el piano o comer con palitos pero, lo que es más importante, aprendí qué puedo hacer. A partir de allí, hago lo que puedo con todo mi corazón y toda mi alma.”

Jack Canfield



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