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La
diferencia esencial entre un hombre común y un guerrero es que un guerrero toma
todo como un desafío mientras que un hombre común toma todo como una bendición
o una maldición.
Don Juan
Roger
Crawford tenía todo lo necesario para jugar al tenis, excepto dos manos y una
pierna.
Cuando
los padres de Roger vieron por primera vez a su hijo, vieron a un bebé con una
proyección parecida a un pulgar que le salía directamente del antebrazo derecho
y un pulgar y un dedo pegados en el antebrazo izquierdo. No tenía palmas. Los
brazos y piernas del bebé estaban acortados y tenía solamente tres dedos en el
pie izquierdo encogido y una pierna izquierda atrofiada que más adelante sería
amputada.
El
médico dijo que Roger sufría de ectrodactilismo, un defecto de nacimiento muy
raro que afecta solamente a uno de cada noventa mil niños que nacen en los
Estados Unidos. El médico dijo que Roger probablemente nunca caminaría ni
podría cuidarse solo.
“Mis
padres siempre me enseñaron que sería todo lo discapacitado que quisiera ser
–contaba Roger-. Nunca me permitieron sentir lástima por mí o sacar ventaja de
la gente debido a mi incapacidad. Una vez, tuve problemas porque entregaba mis
trabajos escolares siempre tarde –explicaba Roger, quien tenía que sostener el
lápiz con las dos “manos” para escribir con lentitud-. Le pedí a papá que
escribiera una nota a mis profesores, pidiéndoles una ampliación de dos días
para hacer mis tareas. ¡Lo que hizo papá fue obligarme a empezar los trabajos
dos días antes!
El padre
de Roger siempre lo alentó a participar en deportes, y le enseñó a atrapar y
arrojar la pelota de vóley y a jugar al fútbol después del colegio. A los doce
años, Roger ganó un lugar en el equipo de fútbol americano del colegio.
Antes de
cada partido, Roger visualizaba su sueño de marcar un tanto. Y un día tuvo su
oportunidad. La pelota aterrizó en sus brazos y corrió lo más rápido que podía
con su pierna artificial hasta la meta, escuchando el aliento caluroso de su
entrenador y sus compañeros de equipo. Pero al acercarse a la meta, un chico
del otro equipo lo interceptó agarrándole el tobillo izquierdo. Roger trató de
liberar su pierna artificial pero terminó quitándosela.
“Seguía
de pie –recuerda-. No sabía qué hacer así que seguí saltando hacia la meta. El
referí corrió y levantó los brazos. ¡Gol! Más que los seis puntos, lo increíble
era ver la cara del otro chico con mi pierna artificial en la mano.”
El amor
de Roger por los deportes fue creciendo al igual que su confianza en sí mismo.
Pero no todos los obstáculos cedieron ante su determinación. Comer en el
comedor con los otros chicos mirándolo manipular mal la comida era muy doloroso
para él, como su reiterado fracaso en la clase de mecanografía.
Aprendí
una muy buena lección de la clase de mecanografía –decía Roger-. No se puede
hacer todo, es mejor concentrarse en lo que uno puede hacer.
Una cosa
que Roger sí podía hacer era mover una raqueta de tenis. Desgraciadamente,
cuando la movía fuerte, en general volaba raqueta y todo. Por suerte, Roger dio
con una raqueta de tenis de aspecto extraño en una tienda de deportes y
accidentalmente, al levantarla, metió el dedo en el mango de dos barras. La
abertura permitió que Roger diera golpes, hiciera los servicios y voleas como
cualquier jugador hábil. Empezó a practicar todos los días y muy pronto jugaba,
y perdía partidos.
Pero
Roger persistió. Practicó y practicó y jugó y jugó. Una operación le permitió
tomar mejor su raqueta especial, mejorando considerablemente su juego. Si bien
no tenía modelos que lo guiaran, para Roger el tenis se convirtió en una
obsesión y con el tiempo empezó a ganar.
Roger
siguió jugando al tenis en la universidad, completando su carrera de tenista
con veintidós triunfos y once derrotas. Más adelante, pasó a ser el primer
jugador de tenis físicamente discapacitado con certificado de instructor
profesional de la Asociación de Tenis Profesional de Estados Unidos.
Actualmente, Roger hace giras por el país, dando charlas a grupos sobre lo que
hace falta para ser ganador, sea quien fuere.
“La
única diferencia entre ustedes y yo es que ustedes pueden ver mi deficiencia
pero yo no puedo ver la de ustedes. Todos las tenemos. Cuando me preguntan cómo
pude superar mis deficiencias físicas, digo que no he superado nada.
Simplemente aprendí qué no puedo hacer, como tocar el piano o comer con palitos
pero, lo que es más importante, aprendí qué puedo hacer. A partir de allí, hago
lo que puedo con todo mi corazón y toda mi alma.”
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