AUTORA: Syramar
Una madre cargaba a su nuevo bebé y muy despacio lo
arrullaba de aquí para allá y de allá para acá. Y mientras
lo arrullaba, le cantaba:
Para siempre te amaré,
Para siempre te querré,
Mientras en mí haya vida,
Siempre serás mi bebé.
El bebé crecía. Crecía... crecía y crecía. A los dos años el
corría por toda la casa. Jalaba los libros de los
estantes. Sacaba toda la comida del refrigerador, y cogía el
reloj de su mamá y lo tiraba en el inodoro.
Algunas veces su mamá le decía:
—¡Este niño me está enloqueciendo!”
Pero cuando llegaba la noche y aquel niño de dos años
finalmente estaba tranquilo, ella abría la puerta de su
cuarto, gateaba hasta su cama, y miraba a su hijo desde allí
abajo; y si realmente él estaba dormido, ella lo
levantaba y lo arrullaba de aquí para allá y de allá para acá.
Y mientras lo arrullaba le cantaba:
Para siempre te amaré,
Para siempre te querré,
Mientras en mí haya vida,
siempre serás mi bebé.
El niño crecía. Crecía... crecía y crecía. A los nueve años
nunca quería llegar a cenar, nunca quería tomar el
baño, y cuando llegaba la abuela de visita, siempre decía
palabras muy malas. Algunas veces su madre
deseaba venderlo al zoológico.
Pero cuando llegaba la noche, y el muchacho estaba
dormido, la madre silenciosamente abría la puerta de su
cuarto, gateaba hasta su cama y miraba a su hijo desde allí
abajo; y si realmente él estaba dormido, ella
levantaba a aquel muchacho de nueve años y lo arrullaba de
aquí para allá y de allá para acá. Y mientras lo
arrullaba, le cantaba:
Para siempre te amaré,
Para siempre te querré,
Mientras en mí haya vida,
siempre serás mi bebé.
El niño crecía. Crecía... crecía y crecía. Crecía hasta que
llegó a ser un joven. Tenía amigos raros, se vestía
con ropa rara, y escuchaba música rara. Algunas veces la
madre sentía estar en un zoológico. Pero cuando
llegaba la noche, y el joven estaba dormido, la madre
silenciosamente abría la puerta de su cuarto, gateaba
hasta su cama y miraba a su hijo desde allí abajo; y si
realmente él estaba dormido, ella levantaba a aquel
muchachote y lo arrullaba de aquí para allá y de allá para
acá. Y mientras lo arrullaba, le cantaba
:
Para siempre te amaré,
Para siempre te querré,
Mientras en mí haya vida
,
Siempre serás mi bebé.
Aquel joven crecía. Crecía... crecía y crecía. Crecía hasta
que llegó a ser un hombre. Entonces se fue de la
casa y se cambió para una propia al otro lado del pueblo.
Pero algunas veces cuando las noches estaban muy
oscuras, la madre sacaba su automóvil y se dirigía
especialmente a la casa de su hijo. Y si estaban apagadas
todas las luces en la casa de su hijo, ella abría la ventana
de su cuarto, entraba gateando por el piso, y
miraba a su hijo desde allí abajo; y si realmente ese hombre
bien grande estaba dormido, ella lo levantaba y lo
arrullaba de aquí para allá y de allá para acá. Y mientras lo
arrullaba, le cantaba:
Para siempre te amaré,
Para siempre te querré,
Mientras en mí haya vida
Siempre serás mi bebé.
Bueno a través del tiempo, aquella madre envejecía.
Envejecía... envejecía y envejecía. Un día llamó a su
hijo y le dijo:
—Sería mejor que vinieras a verme porque ya estoy muy
vieja y enferma.
Entonces su hijo fue a verla. Cuando él entró en su cuarto,
ella trató de cantarle la canción.
Para siempre te amaré,
Para siempre te querré...
Pero ella no pudo terminar la canción porque ya era demasiado vieja y enferma. El hijo se acercó a su madre.
La levantó y la arrulló de aquí para allá y de allá para acá. Y mientras la arrullaba, le cantó:
Para siempre te amaré,
Para siempre te querré,
Mientras en mí haya vida,
Siempre serás mi mamá.
Cuando el hijo regresó a su casa esa misma noche se quedó
pensativo por
largo tiempo a lo largo de las gradas. Después se fue al
cuarto de su hijita recién nacida que estaba
durmiendo. La levantó en sus brazos y la arrulló
de aquí para allá y de allá para acá. Y mientras la arrullaba,
le cantaba:
Para siempre te amaré,
Para siempre te querré,
Mientras en mí haya vida
,
Siempre serás mi bebé.
Imagen: Donal Zolan
ima

jueves, 30 de mayo de 2013
domingo, 26 de mayo de 2013
Envejezca decentemente
" Un poeta de mi generación, herederos de poetas malditos, me dijo al
cumplir los cincuenta años: "ahora me
toca morir. a ti también te queda poco".
Se me pararon los pelos. nunca había sacado mis cuentas. cumplía irresponsablemente, sin mirar el
calendario. realizaba proezas indignas de mi edad respetable, sin pensar que un infarto podía enviarme a freír
albóndigas a la caldera de san pedro.
El poeta maldito murió al poco tiempo. ha pasado un cuarto de siglo y ahora estoy convencido que el mejor
antídoto contra la vejez es la mala memoria. la muerte dice: "este tonto no se acuerda que debe morir", y
pasa al siguiente de la lista. esa es la gente que se muere de repente. nadie a dicho hasta ahora que la muerte
es una señora sumamente estúpida.El ser humano vive de esquemas. (pienso que es mejor tener un eczema
que un esquema). piensa; a los 20 soy joven, a los 30 menos joven, a los 40 casi viejo, a los 50 un viejo, a
los 60 un pobre viejo bueno para la basura. la prensa nos ayuda a envejecer prematuramente con titulares
como: "anciano de 45 se ahorca con la correa de los pantalones" o "pureto de 39 todavía aspira al amor".
cosas que gangrenan el alma.Es el drama de nuestra psicología latinoamericana. de pueblos explotados,
sumisos y hasta dementes. mientras un gringo juega al tenis a los 75, nosotros los pobres latinos, a los 50,
estamos pidiendo prestadas unas muletas para llegar al cementerio más cercano.Para mi hay algunas cosas
claras: los perezosos, los ignaros, los individualistas, los sin imaginación, los envidiosos y los imbéciles
envejecen antes que los seres inquietos y generosos. los avaros suelen ser carcamales prematuros y
macabros. es verdad que todos nos arrugamos con el tiempo. pero cada quien tiene las arrugas que se
merece. hay arrugas tiernas y bondadosas, arrugas inteligentes, arrugas simpáticas, que deberían vender en
las farmacias para ponérselas en la cara como maquillaje. hay arrugas hermosas en el rostro del rebelde, del
iconoclasta, del ser sensitivo y profundo. pero también hay arrugas estigmatizantes y feroces, arrugas
malditas, cuyo trasfondo produce terror. escribió Bernard Shaw: "todo individuo es responsable de la cara
que tiene después de los cuarenta años..."La juventud es un modo de ser, un estilo existencial, que deberá
apagarse solo cuando se apaga el espíritu y el espíritu es el ultimo en apagarse. ni picasso ni el loco de
salvador Dalí, ni Casals, ni Aristóteles nunca fueron viejos. ni Miguel Ángel que, nonagenario, andaba
todavía a martillazos con las piedras.la juventud se conquista. y quien no es un conquistador, será un anciano
desde su nacimiento."
toca morir. a ti también te queda poco".
Se me pararon los pelos. nunca había sacado mis cuentas. cumplía irresponsablemente, sin mirar el
calendario. realizaba proezas indignas de mi edad respetable, sin pensar que un infarto podía enviarme a freír
albóndigas a la caldera de san pedro.
El poeta maldito murió al poco tiempo. ha pasado un cuarto de siglo y ahora estoy convencido que el mejor
antídoto contra la vejez es la mala memoria. la muerte dice: "este tonto no se acuerda que debe morir", y
pasa al siguiente de la lista. esa es la gente que se muere de repente. nadie a dicho hasta ahora que la muerte
es una señora sumamente estúpida.El ser humano vive de esquemas. (pienso que es mejor tener un eczema
que un esquema). piensa; a los 20 soy joven, a los 30 menos joven, a los 40 casi viejo, a los 50 un viejo, a
los 60 un pobre viejo bueno para la basura. la prensa nos ayuda a envejecer prematuramente con titulares
como: "anciano de 45 se ahorca con la correa de los pantalones" o "pureto de 39 todavía aspira al amor".
cosas que gangrenan el alma.Es el drama de nuestra psicología latinoamericana. de pueblos explotados,
sumisos y hasta dementes. mientras un gringo juega al tenis a los 75, nosotros los pobres latinos, a los 50,
estamos pidiendo prestadas unas muletas para llegar al cementerio más cercano.Para mi hay algunas cosas
claras: los perezosos, los ignaros, los individualistas, los sin imaginación, los envidiosos y los imbéciles
envejecen antes que los seres inquietos y generosos. los avaros suelen ser carcamales prematuros y
macabros. es verdad que todos nos arrugamos con el tiempo. pero cada quien tiene las arrugas que se
merece. hay arrugas tiernas y bondadosas, arrugas inteligentes, arrugas simpáticas, que deberían vender en
las farmacias para ponérselas en la cara como maquillaje. hay arrugas hermosas en el rostro del rebelde, del
iconoclasta, del ser sensitivo y profundo. pero también hay arrugas estigmatizantes y feroces, arrugas
malditas, cuyo trasfondo produce terror. escribió Bernard Shaw: "todo individuo es responsable de la cara
que tiene después de los cuarenta años..."La juventud es un modo de ser, un estilo existencial, que deberá
apagarse solo cuando se apaga el espíritu y el espíritu es el ultimo en apagarse. ni picasso ni el loco de
salvador Dalí, ni Casals, ni Aristóteles nunca fueron viejos. ni Miguel Ángel que, nonagenario, andaba
todavía a martillazos con las piedras.la juventud se conquista. y quien no es un conquistador, será un anciano
desde su nacimiento."
El muchacho que era yo
Me ha parecido interesante señalar
un texto magnífico de un paísano venezolano
Autor: Denzil Romero (premio Henrique Vizcarrondo del diario "El Nacional" al mejor artículo de opinión del año)
" El muchacho que era yo no se ha bajado de una mata de ciruela joba. Busca los gajos de frutas amarillas entre el follaje espeso y un sabor agridulce le agita la mañana, le mordisquea la sangre, la ensaliva la boca, le alivia la inquietud.Un mar extenso es la inmensidad del copo de mi mata de ciruela. Cada hoja, cada
pecíolo girante ante la luz del sol,
cada nervadura de los limbos brillantes, es un temblor de ola en cuyos fragores provoca zambullirse. El
muchacho que era yo se vuelve entonces marinero se abandona a la ebriedad de un
viaje en buque por la ingrávida vida de mil puertos diferentes, al paso de
costas olvidadas con acantilados y cuevas, refugios de antiguos piratas
malayos, pescar perlas en los placeres de Cubagua; sin brújula ni mapa ni
sextante, resiste una tormenta en el Cabo Buena Esperanza; caza ballenas en los
mares del sur bajo el vuelo de pesados arpones, más allá de una isla dorada
llamada Tasmania. O se empina sobre la alta niebla, y olvida su existencia.
Otra vez, mi mata de ciruela se convierte en un abrupto campo de batalla. Y el
muchacho que era yo persigue por los aires, a ilusiones enemigos de juego;
quiebra sus enormes ramas y rompe la cabeza, los huesos, la vida de terribles
rivales. Ellos también me golpean, me descuartizan, sin poder ocultarme, me
desloman y el cuerpo forcejeante queda un raleado cobertor de raspones y
magulladuras. Eso te pasa por buscar camorra, me digo, al tiempo que
entreduermo para recuperar las fuerzas y espero que la ira se pase, entre el
sol y la sombra, como un agua.
También puede ser mi mata de ciruela
un trozo de sabana donde apacientan vacas, a orillas de un riachuelo, o
perdidas por los andurriales. El muchacho que era yo se hace pastor, gamoral,
cabrestero. A horcajadas sobre una horqueta, caballito cebruno siempre presto a
la acción, corre camino con los otros llaneros para cayapear la faena. Entrada
la noche, comparte con ellos bajo el ramizo de la cocina, arrimados al fogón.
Los mayores hablan de mujeres entre veras y chanzas.
Y el muchacho que era yo, comienza a
adentrarse en los misterios, presintiendo no se sabe cuáles ternezas
susurradas. También podía ser mi mata de ciruela: una ciudad grande con anchas
avenidas y vitrinas espejeantes; muchos, muchísimos automóviles y enjambres de
obreros saliendo de las fábricas. Podría ser un jardín embrujado o un circo trashumante;
el templo milenario de una ciudad santa o la cueva de Alí Babá; el país delas
maravillas que visitó Alicia o la selva africana donde vivió Tarzán de los
Monos. En cada caso, el muchacho que era yo asumía su papel.
Si se tienen siete años y
se vive en un pueblo de unos cuantos habitantes y apenas nos dejan salir a la
calle, la copa de una mata de ciruela joba, o de cualquier otra mata, puede ser
el universo entero".
sábado, 25 de mayo de 2013
La Lola
Amparo
¡qué sola estás en tu casa
vestida de blanco!
(Ecuador entre el jazmín
y el nardo).
Oyes los maravillosos
surtidores de tu patio
,
y el débil trino amarillo
del canario.
Por la tarde ves temblar
los cipreses con los pájaros,
mientras bordas lentamente
letras sobre el cañamazo.
Amparo,
¡qué sola estás en tu casa
,
vestida de blanco!
Amparo,
¡y qué difícil decirte:
yo te amo!
Autor Federico García Lorca
Imagen: Web
miércoles, 22 de mayo de 2013
Borburata: Fragmento
Borburata Ramón Díaz Sánchez (Venezolano)
"Cuando evoco esas cosas y me remonto a los días de
adolescencia no puedo evitar hacerme a mí misma una
pregunta que me produce desasosiego: ¿hubiese yo, una
mujer de la que no ha desaparecido ciertos perjuicios,
llegado a ser un buen médico?. Vocación no me faltó en los
comienzos; tampoco cualidades intelectuales_me
atraían los estudios científicos_ ni estímulos exteriores. Hoy
son doctoras algunas de las muchachas que fueron
mis compañeras y con las cuales asistí a las clases de Pepe
izquierdo y de Pastor Oropeza. Pero cierto día en que
habíamos trabajado de firme en la disección del cadáver de
un negro cuando regresaba a casa encontré dentro
de mi bolso el pene cercenado del infeliz y mi reacción fue
tan violenta que sus efectos se hicieron definitivos. Era
una cosa grisácea, fláccida y húmeda; la forma más
asquerosa que puede adoptar la muerte. No era la primera
vez que yo veía y tocaba un miembro de hombre, pero al
hallarlo dentro de mi cartera, en contacto con las cosas
que usaba para embellecerme, no pude sobreponerme a la
repugnancia y esto bastó para que dijera adiós a una
ciencia que podía convertirse en horripilante caricatura"
Imagen:WWW
"Cuando evoco esas cosas y me remonto a los días de
adolescencia no puedo evitar hacerme a mí misma una
pregunta que me produce desasosiego: ¿hubiese yo, una
mujer de la que no ha desaparecido ciertos perjuicios,
llegado a ser un buen médico?. Vocación no me faltó en los
comienzos; tampoco cualidades intelectuales_me
atraían los estudios científicos_ ni estímulos exteriores. Hoy
son doctoras algunas de las muchachas que fueron
mis compañeras y con las cuales asistí a las clases de Pepe
izquierdo y de Pastor Oropeza. Pero cierto día en que
habíamos trabajado de firme en la disección del cadáver de
un negro cuando regresaba a casa encontré dentro
de mi bolso el pene cercenado del infeliz y mi reacción fue
tan violenta que sus efectos se hicieron definitivos. Era
una cosa grisácea, fláccida y húmeda; la forma más
asquerosa que puede adoptar la muerte. No era la primera
vez que yo veía y tocaba un miembro de hombre, pero al
hallarlo dentro de mi cartera, en contacto con las cosas
que usaba para embellecerme, no pude sobreponerme a la
repugnancia y esto bastó para que dijera adiós a una
ciencia que podía convertirse en horripilante caricatura"
Imagen:WWW
El comer
"La glotonería es un camino recto a la lujuria y si se avanza un poco más, a la perdición del alma. Por eso luteranos, calvinista y otros aspiran a la perfección cristiana, comen mal, los católicos en cambio, que nacen resignados al pecado original y las debilidades humanas y a quienes el sacramento de la confesión deja purificados y listos para volver a pecar, son mucho más flexibles respecto a la buena mesa, tanto que han acuñado la expresión "bocado de cardenal" para definir algo delicioso. Menos mal que a mí me criaron entre los segundos puedo devorar cuantas golosinas desee, sin pensar en el infierno, sólo en mis caderas pero no ha sido igualmente sacudirse respecto al erotismo..." Isabel Allende
autora; Isabel Allende- Afrodita
Imagen: Fernando Botero
autora; Isabel Allende- Afrodita
Imagen: Fernando Botero
por qué el amor es ciego y la locura lo acompaña
"Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando el ABURRIMIENTO había bostezado por tercera vez, la LOCURA, como siempre tan loca, les propuso:
- ¿Jugamos al escondite?
La INTRIGA levantó la ceja intrigada y la CURIOSIDAD, sin poder contenerse, preguntó:
- ¿El escondite? y ?como es eso?
- Es un juego -explico la LOCURA- en que yo me tapo la cara y comienzo a
contar desde uno hasta un millón mientras los demás se esconden y cuando yo
haya terminado de contar, debo ir encontrándolos a todos.
El ENTUSIASMO bailaba secundado por la EUFORIA. La ALEGRÍA dio tantos saltos que terminó por convencer a la DUDA, e incluso a la APATÍA, a la que la
diversión nunca interesaba nada. Pero no todos quisieron participar. La VERDAD prefirió no esconderse, ¿para qué?, si al final siempre la hallaban,
y la SOBERBIA opino que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le
molestaba era que la idea no hubiese sido suya), y la COBARDÍA prefirió no arriesgarse...
- Uno, dos, tres...-comenzó a contar la LOCURA.
La primera en esconderse fue la PEREZA que, como siempre, se dejó caer tras
la primera piedra del camino. La FE subió al cielo, y la ENVIDIA se escondió tras la sombra del TRIUNFO, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol mas alto.
La GENEROSIDAD casi no alcanzaba a esconderse; cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos: un lago cristalino, ideal para la BELLEZA; el bajo de un árbol, perfecto para la TIMIDEZ; el vuelo de la mariposa, lo mejor para la VOLUPTUOSIDAD; una ráfaga de viento, magnifico para la LIBERTAD. Así que terminó por ocultarse en un rayito de sol.
El EGOÍSMO, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo... pero sólo para él. La MENTIRA se escondió en el fondo de los océanos.. !mentira!, en realidad se escondió detrás del arco iris, y la PASIÓN y el DESEO en el centro de los volcanes.
El OLVIDO..., !se me olvidó donde se escondió!. Cuando la LOCURA contaba 999.999, el AMOR todavía no había encontrado un sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado, hasta que divisó un rosal y, enternecido, decidió esconderse entre sus flores.
- !Un millón! -contó la LOCURA, y, comenzó a buscar.
La primera en aparecer fue la PEREZA, solo a tres pasos de la piedra. Después se escucho a la FE discutiendo con Dios en el cielo sobre Teología. Y a la PASIÓN y al DESEO los sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a la ENVIDIA y, claro, pudo deducir donde estaba el TRIUNFO.
Al EGOÍSMO no tuvo ni que buscarlo; el solito salió disparado de su escondite, que había resultado un nido de avispas. De tanto caminar sintió sed y, al acercarse al lago, descubrió a la BELLEZA. Y con la DUDA resultó mas fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún de que lado del lago esconderse. Así fue encontrando a todos: el TALENTO entre la hierba fresca, la ANGUSTIA en una oscura cueva, la MENTIRA detrás del arco iris y hasta el OLVIDO, al que ya se le había olvidado que estaba jugando a los escondidos.
Pero solo el AMOR no aparecía por ningún sitio. La LOCURA buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyo del planeta, en la cima de las montañas y, cuando estaba por darse por vencida, divisó un rosal y las rosas... Y tomó
una horquilla y comenzó a mover las ramos, cuando de pronto un doloroso
grito se escuchó.
Las espinas habían herido en los ojos al AMOR. La LOCURA no sabía que hacer para disculparse; lloró, rogó, imploró y finalmente le prometió ser su lazarillo. Desde entonces, desde que por primera vez se jugo al escondite en la tierra,...
...EL AMOR ES CIEGO Y LA LOCURA LO ACOMPAÑA SIEMPRE"
Autor: anónimo
Imagen: Fernando Botero
Si mi voz muriera en tierra
Si mi voz muriera en tierra
llevada al nivel del mar
y dejadla en la ribera.
Llevadla al nivel del mar
y nombrarla capitana
de un blanco bajel de guerra
¡oh mi voz condecorada
con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla
y sobre el ancla una estrella
y sobre la estrella el viento
y sobre el viento la vela!
Autor: Rafael Alberti
Imagen: Steve Mills
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