Suelto las amarras y apago el ordenador, lo preocupante tendrá otra página sin número o fecha precisa. Ahora, sumido en lo vital y con sensible tacto nos acariciamos. Abarcas hasta mi sexo, es el llamado del hambre y mi organismo íntegro indivisible responde, el cuerpo es
uno y el apetito igual. Muestro la satisfacción del que sabe que comerá. La mano diestra te recorre a lo largo, la otra, la siniestra, hurga pecaminosa todos tus pliegues transversales e íntimos sin vergüenza. Se me agua la boca, ha sido la costumbre todos estos años de feliz existencia. Se unen afanes, los caprichos sobando redondeces, mientras arden las brasas,crepitando sonoras recetas y te coloco en todas las poses que mi corazón sibarita conoce, se
eleva el calor de tu carne deliciosa olorosa a especias: comino, ajo, mejorana, tomillo y un punto de sal, esgrimiendo la sazón una bandera de causa noble y suprema. Tu presencia mitiga la premura de mis cansados ojos, húmedos labios y del paladar llegarás a mis vísceras
surcando dentro mis venas. Ante mi apetencia caerás asada y vencida en el plato llano con ensalada y arroz, para satisfacción de este humilde comensal, para restituir las
consecuencias de vivir en una ciudad ahumada, tóxica, difícil de digerir.
Hoy le dedico una loa a mi almuerzo, que me fortalecerá una vez más.
Autor: Indigo
Página:Tus textos
Imagen: WWW
No hay comentarios:
Publicar un comentario